sábado, 30 de mayo de 2009

Energías renovables: solución al calentamiento global y crisis energética.




La población mundial entre 1950 y 2000, aumento de 2500 a 6100 millones de habitantes, con una proyección, para 2050, de 9830 millones[a]; por lo cual el  consumo de energía en México y en el mundo seguirá creciendo irremediablemente. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que las necesidades energéticas mundiales para el año 2030 superarán en más de 50% las actuales. México en 2006 ocupo el primer lugar en Latinoamérica en emisiones de bióxido de carbono equivalente[1] derivados del uso y quema de combustibles fósiles, con 435 millones de toneladas anuales[b]. El Departamento de Energía de Estados Unidos, sitúa a México en el décimo tercer país que más gases de efecto invernadero emite a la atmósfera en el mundo. La respuesta del gobierno mexicano anunciada en diciembre del año pasado en la Conferencia de Cambio Climático en Poznan, Polonia, es la reducción de las emisiones de CO2 al 50% de las actuales para 2050. Sin embargo, las palabras del secretario del Medio Ambiente, Rafael Elvira, al expresar que la propuesta “más que un compromiso formal, es un ofrecimiento a la comunidad mundial” me hacen saber lo ignaro del secretario.
            De las varias iniciativas de ley para energías renovables propuestas en el Congreso de la Unión durante los últimos diez años, sólo la de los bioenergéticos ha sido aprobada. Por su parte, la Ley del Servicio Público de Electricidad es de muy corto alcance, al no promover incentivos económicos al desarrollo de la generación eléctrica con energías renovables, pese a que el sector residencial en el país emite 21.7 millones de toneladas de CO2  al año[c]. El gobierno mexicano en un intento por la reducción de los gases de efectos invernadero proveniente en gran parte de la quema de los combustibles fósiles, ha implementado programas como: sustitución de focos incandescentes por lámparas ahorradoras, hipotecas verdes (incentivos crediticios para adquirir viviendas ecológicas, con calentadores solares de agua) , modernización de refrigeradores y equipo de aire acondicionado (en regiones de clima extremo) y fomento de energías renovables (apoyadas por  la LAFRE, Ley para el Aprovechamiento de las Fuentes  Renovables de Energía). Sin embargo, el gobierno mexicano en un acto apátrida ―con el silencio del pueblo en complicidad―  no aprende la lección: despretrolizar la economía. Para ello, debe cambiar los hábitos energéticos de todos los sectores del país.
            En 1974 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) creó la Agencia Internacional de la Energía (AIE) como respuesta a la suspensión de envió de petróleo por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). La AIE busco desde entonces alternativas para disminuir la dependencia energética del petróleo por medio del desarrollo de los recursos renovables como el Sol, el viento, el potencial hidráulico, la biomasa y la energía de los océanos; todos ellos, recursos no susceptibles al control geopolítico de otras naciones.
            Por otra parte, en la década de 1970 en México se descubrieron los mayores yacimientos petrolíferos, augurando con ello bonanza, prosperidad económica y el olvido de  las consecuencias de la dependencia del petróleo. A partir de entonces se acrecentó la dependencia petrolera  en nuestra económica. En México se soslayo el desarrollo de los recursos energéticos renovables disponibles en forma cuantiosa en nuestro territorio.
            Hoy día enfrentamos una crisis medio ambiental global que amenaza la biosfera por el alto nivel de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provenientes de la quema de hidrocarburos necesarios para satisfacer la demanda energética, a la par de una nueva crisis petrolera por el inminente declive de las reservas de hidrocarburo convencional[2] a nivel mundial. A estos problemas se agrega la crisis política mexicana, donde el ejecutivo el año pasado propuso una Reforma Energética inicua donde poco o nada se tocan los temas de diversificación, disponibilidad y seguridad energética en base a recursos energéticos alternativos,  comprometiendo nuestro futuro y el de las próximas generaciones a los eventuales hallazgos de nuevos yacimientos petrolíferos con un costo económico, social y ambiental ruinoso.
            La Reforma Energética es la prueba de lo inmoral de los gobernantes y políticos de México, pero como escribiera el joven periodista Alejandro Encinas Nájera “sería imperdonable que nosotros, la sociedad, y en especial los jóvenes, asumiéramos como propia la derrota moral de los corruptos. Combatir y oponernos a estas prácticas es nuestra tarea irrenunciable”. Por lo que con este trabajo propongo como solución al problema energético y de cambio climático por actividad antropogénica,  el impulso a las energías renovables y toma de conciencia.  Mostrando para ello el panorama de las energías renovables disponibles en México y justificando el por qué optar por la diversificación de éstas. 
EL MEDIO AMBIENTE
Existe una correlación directa e importante entre la generación de energía a partir de la quema de combustibles fósiles y la emisión de GEI a la atmósfera, degradando el medio ambiente al atrapar más calor y provocar un recalentamiento de la Tierra. Investigaciones científicas en todo el mundo indican  que el incremento de GEI está provocando cambios climáticos severos, trastornos en la agricultura, variación en el nivel del mar  y cambios en la salinidad de los océanos, así como propagación de enfermedades tropicales y lluvia ácida, dañando el ecosistema y monumentos históricos. El requerimiento energético actual en el mundo demanda el consumo de 85 millones de barriles de petróleo diarios (1 barril=158.9 litros) y la proyección para 2050  de no existir una alternancia energética es de 132 millones, donde para satisfacer la demanda mundial se deberá hacer uso extensivo de petróleo no convencional provocando una severa crisis económica mundial y ambiental. En 2006, México liberó 435 millones de CO2e: transporte 144.63 millones de toneladas, generación de electricidad 112.63 millones de toneladas, manufactura y construcción 56.83 millones de toneladas, emisiones fugitivas 47.70 millones de toneladas, sector energético 36.68 millones de toneladas, residencial 20.19 millones de toneladas, agropecuario 7.16  millones de toneladas y comercial 4.69 millones de toneladas. El Instituto Nacional de Ecología estima que de seguir utilizando los mismos combustibles las cifras anteriores se triplicarán.
            En general, el calentamiento global, la lluvia ácida y la contaminación de los acuíferos, se relaciona directamente por el uso de combustibles fósiles. En México, se estima que la pérdida natural causada por daños al agua, suelo y aire, equivale a 10.6%  del Producto Interno Bruto (PIB) anual (~1800 millones de dólares), siendo los bosques los más afectados[d].
            Es evidente que las mediadas adoptadas hasta ahora por el gobierno mexicano tanto en la preservación del medio ambiente como en la generación energética para la producción de bienes y satisfactores, han fracasado, por lo cual urge se replantee una nueva, integral y formidable estrategia para preservar el medio y satisfacer los requerimientos energéticos.
ENERGÍAS RENOVABLES: LA GRAN DIVERSIDAD
Dada la ubicación geográfica y características geomorfológicas de México, las oportunidades de desarrollo energético regional por suministro de fuentes locales son enormes, generando soluciones ad hoc a los distintos sectores económicos de la región en cuestión. Un ejemplo de lo anterior sería la utilización de energía solar, eólica y mareomotriz, así como la generación de electricidad a partir de la basura en los estados del norte del país, en reemplazo del petróleo proveniente del sureste. La generación de electricidad en la vivienda y producción de calor para la industria  por conversión de la energía solar es  una de  las mejores alternativas energéticas dado que los días de insolación en gran parte de la república mexicana son superiores a 252 días al año.
            Los caminos tecnológicos para aprovechar las energías renovables ya están bien establecidos. Con el Sol se puede producir electricidad por vía directa, mediante celdas fotovoltaicas. Se puede producir calor en un amplio rango de temperaturas, mediante captadores planos o tecnologías que permitan la concentración de la luz solar, permitiendo proveer de agua caliente y calefacción al sector residencial, comercial e industrial, incluso, se podría generar electricidad por medio de turbinas convencionales.
Con la fuerza del agua y viento se pueden mover generadores eléctricos como se hace en las centrales hidroeléctricas y en las granjas eólicas del sureste y noroeste de México. Mediante procesos químicos relativamente sencillos, la biomasa se puede transformar en combustibles sólidos, líquidos o gaseosos para aplicaciones domésticas, industriales y de transporte. El mar es una fuente inagotable de energía susceptible de ser aprovechada, al igual que la energía térmica proveniente del interior de la Tierra, como los geiseres, aprovechados por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para la generación de electricidad en centrales geotérmicas como Los Azufres en Michoacán o Cerro Prieto en Baja California[3].
            Calor, potencia mecánica, electricidad, y combustibles para el transporte son tipos de energías de uso en nuestra vida diaria que pueden ser generados con energías renovables. Los desarrollos tecnológicos han hecho plausible que las energías renovables sean un vector energético para múltiples aplicaciones.
            Las energías renovables afrontan un pequeño problema: son intermitentes y de relativa baja densidad. Sin embargo, existe tecnología para resolver éstos problemas mediante el almacenamiento de calor, sistemas híbridos para el aprovechamiento concurrente de diversos  recursos, como podría ser la alternancia entre centrales hidrológicas y granjas eólicas. El ejemplo anterior permite visualizar que la utilización de energías renovables es cuestión de costos relativos. Por lo cual a la hora de comparar costos entre las energías renovables y no renovables, es menester contabilizar los costos ambientales, sociales, etc., asociados con el uso de combustibles no renovables. La balanza costo-beneficio mostrará que las energías renovables son la mejor inversión dada su diversidad reduciendo al mínimo la emisión de GEI y la par que posibilita enfrentar la crisis energética a corto, mediano y largo plazo. 
POR QUÉ OPTAR POR LA DIVERSIFICACIÓN
La disponibilidad de los recursos energéticos renovables es prácticamente inagotable. Por ejemplo: el contenido energético de los 85 millones de barriles de petróleo consumidos diariamente en el mundo, representa apenas el 0.005% de la energía solar que recibe diariamente la Tierra.
            El problema que ha originado la crisis energética en México, es la dependencia mental del petróleo por la inexistencia de una política energética; la existencia de subsidios (gasolina, electricidad) desalienta la racionalización del consumo al no hacer patente los costos reales, llevando a la conclusión errónea que habrá petróleo por siempre, aunque sea a mayores profundidades y mayores costos. Es desalentador y preocupante que en el panorama político nacional, no se vislumbra un genuino cambio en la orientación de la política energética para disminuir la dependencia del petróleo.
            Las razones por las cuales optar por el uso extensivo de las energías renovables son: bajo costo económico; reducción de GEI generados por la quema de combustibles fósiles; contribución a la diversificación energética no susceptible al control geopolítico; seguridad energética, al estabilizar el precio de otros energéticos; múltiples beneficios a la economía, como reactivación de industrias, creación de empleos y fomento de inversiones. Además, la diversidad tecnológica y de escalas para su aprovechamiento ofrece la ventaja de flexibilizar el abasto energético en una economía en desarrollo, siendo más rentable y conveniente que el suministro por un sistema centralizado.
IMPULSO A LA ENERGÍA RENOVABLE Y TOMA DE CONCIENCIA
De continuar la tendencia de consumo actual de los recursos naturales,  la generación de energía y la dependencia de la economía centrada en el petróleo, el riesgo que corremos por llegar al punto sin retorno es muy alto. En el siglo XX se ha atribuido a actividades humanas la pérdida de bosques, selvas, glaciares, fauna, pérdida de arrecifes de coral, emisión en cantidades descomunales de GEI y la degradación del medio ambiente. Parece que en todos los niveles sociales se ha ignorado el cuidado de la biodiversidad, existiendo un pobre o nulo compromiso por la preservación del ambiente, donde el compromiso involucra el uso eficiente e intensivo de energías renovables.
            Con excepción de la geotermia y las grandes hidroeléctricas, son pocos los servicios que en el país tenemos por la utilización de las energías renovables (la energía eléctrica generada por el viento apenas representa 83 MW). El uso de calentadores solares de agua en el ámbito doméstico está poco difundido, y la tecnología fotovoltaica se relega a servicios muy básicos en comunidades rurales alejadas de la red eléctrica.
            La situación nacional contrasta con otras naciones, donde las capacidades instaladas y los beneficios económicos energéticos son claros: 117000 millones de dólares en bienes y servicios, y 2.2 millones de empleos creados hasta la fecha[e]. La razón por la cual México no ha podido entrar al concierto de las otras naciones, es la falta de visión del gobierno por establecer un marco legal y programático que fomente estas formas de energía.
Los ciudadanos tenemos en las energías renovables la opción para mitigar el severo problema energético y de cambio climático que se avecina.

[1]CO2 equivalente (CO2e) es la cantidad de Bióxido de Carbono que contaría para el calentamiento potencial de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
[2] La industria petroquímica diferencia dos tipos básicos de hidrocarburos: hidrocarburos convencionales e hidrocarburos no convencionales. Se define por hidrocarburos convencionales el petróleo y el gas natural. Los no convencionales se han agrupado en tres categorías, ordenadas conforme el grado de diferencia del petróleo convencional: petróleo pesado y extra pesado, arenas asfálticas y pizarras/esquistos bituminosos.
[3] México ocupa el tercer lugar mundial en explotación de la energía geotérmica para la generación de electricidad, con una capacidad instalada de 953 megawatts (MW), significando el 3% de la generación eléctrica del país, en cuatro campos geotérmicos: Los Azufres, Michoacán (188 MW);  Los Humeros, Puebla (35 MW); Cerro Prieto, Baja California (720 MW) y Tres Vírgenes, Baja California Sur (10 MW).

Referencias
[a] DESA, (2000), Report. United Nations Department of Economic and Social Affairs. Nueva York, [www.un.org/esa/desa/].
[b] Omar López Vergara, (2009). “A Dieta de Tierra Caliente”,  Revista National Geographic  en Español, marzo 2009, vol. 23, núm. 3, pp. 24-31.
[c] Instituto Nacional de Ecología (INE) [www.ine.gob.mx].
[d] SEMARNAT, (2001). Cruzada nacional por los bosques y el agua, México, [www.cruzadabosquesagua.semarnat.gob.mx/i.html]
[e] REN21. 2008. “Renewables 2007 Global Status Report”. REN21 Secretarial and Worldwatch Institute

lunes, 11 de mayo de 2009

Tiempo; ¿qué es el tiempo?

No sé cuál es su naturaleza, no entiendo el por qué de su asimetría; sólo puedo sentir en mí su inexorable paso y la brecha que deja entre ella y yo. El tiempo; ¿qué es el tiempo? Me intriga, pero paradójicamente su concepción me consume con él.

El tiempo, un sustantivo; aunque no sé que designa: un ser, una cosa o una idea. ¿Qué?
Dickson cree que el tiempo sólo es el instante en que suceden las cosas, pero a mí figura ser el alma primada y nefasta del universo o al menos eso me parece a ésta escala nuestra.