martes, 21 de diciembre de 2010

No culpes a nadie

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo el verdadero hombre surge de las cenizas de su error.


Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en tu propio espejo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tú mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.

                                                                                                                                               Pablo Neruda

lunes, 20 de diciembre de 2010

2010


                                                                        Siempre he creído que en la vida pasan tantas 
cosas como tantos instantes posee un segundo.



Cada suceso que nos transita debe ser susceptible a un minucioso análisis. El año 2010 resonará en mis recuerdos con la misma potencia proporcional a los años precedentes. Y hoy, a días de llegar a su final, es menester hacer un balance integral para estimar mejor los próximos alcances. 

Sólo me resta agradecer a la divinidad por todo lo que me ha dado, por todo lo que se ha llevado, por todo lo que me aguarda, y por lo que me está vetado.


Gracias año 2010.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Thomas Young


Thomas Young fue un científico denominado universal por los aportes que hizo en diferentes áreas del conocimiento. Sus intereses en la investigación abarcaron campos tan diferentes como la Física, la Fisiología médica y la Egiptología. Young nació el 13 de junio de 1773 en Inglaterra. Cursó sus estudios de Medicina en las universidades de Londres, Edimburgo, Göttingen y Cambridge. Estudió el funcionamiento del ojo humano y estableció tres tipos de receptores, cada uno de ellos sensible a cada uno de los colores primarios. También descubrió como cambia la curvatura del cristalino del ojo para enfocar objetos a distintas distancias. En 1801 descubrió la causa del astigmatismo y comenzó a interesarse en la óptica.
En 1803 Young llevó acabo uno de los experimentos más célebres, el cual lleva su nombre. En 1807 Young presentó la teoría de la visión del color conocida como de Young-Helmholtz. Él revivió el modelo ondulatorio de la luz de Huygens y mediante varios experimentos demostró los fenómenos de dispersión y de refracción. En otros estudios de Física estudió la tensión superficial de los líquidos y la elasticidad de los sólidos, de esta última calculó un coeficiente de elasticidad para varios materiales, el cual se conoce como el módulo de Young.
En 1820 Thomas Young determinó la longitud de onda de los componentes de luz. Él fue el primero en demostrar que la luz cambia de velocidad al atravesar medios más densos. Además de su interés por la Física, Young tuvo otras pasiones, como lo fue la Egiptología, él fue uno de los primeros en descifrar e interpretar los jeroglíficos de varios papiros.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Cuentos


Existen libros que se escriben para intentar satisfacer una necesidad, una duda, un hiato; para compartir un placer, una pasión, un amor; para enseñar, para orientar, para educar. Y en el complemento de todos los libros existen los que no logran ninguna de las anteriores. El Dr. Miguel Ruiz ha creado un libro –como muchos tantos- con el que busca compartir amor, y con él como eje vector establecer el orden de las esferas que dan causa a nuestra vida.
Más de una vez he leído algún libro que partiendo del amor propone edificar una torre de vida que muchas de las veces sólo termina por construir una torre de Babel; una más de tantas miles. Mas siendo sincero no entendía el por qué aun partiendo del amor (que no debemos definir, sólo sentir, porque como diría San Agustín de Hipona; sé bien que es el tiempo, hasta que alguien me preguntan qué es y entonces yo quedo mudo), el proyecto de hacer del libro una rendija de luz donde al final esa rendija se estrechaba al grado de no poder ensancharse nunca más. Empero, La voz del conocimiento muestra la manera si no novedosa sí acorde con la historia del hombre. Miguel plantea que para lograr alcanzar una vida plena hay que desaprender lo aprendido (una ironía a primera vista), pero creo con fe consiente que debe ser así. Siempre he recordado el pasaje del evangelio donde Jesús, en alrededor de varios niños, pide y dice a los adultos; dejad que los niños se acerquen a mí, porque el que no es como un niño no entrará en el reino de mi padre. Recuerdo el día en que lo leí, y también recuerdo a y mí maestra María Luisa abundando sobre el tema y dándonos su explicación que al paso de los tiempos supe era su cuento favorito. Después de interpretar el pasaje agradecí ser un niño porque entonces entraría en el reino de señor, sin embargo algo me decía que no sería por siempre un niño, y que entonces ya no podría entrar en ese reino que me parecía debía ser tan hermoso como nunca sería el más hermoso de mis sueños. Siempre supe que existía una inconsistencia en ese pasaje, ahora se la singularidad estaba en que no tenía elementos para entenderlo, porque para hacer eso hay que ser adulto y haber sido  niño. Es decir, comprenderlo en ese eón significaba estar simultáneamente en ambos estadios, cosa que de niño no es nada fácil. Pero ahora, que soy joven, para entender realmente el pasaje, debo desaprender lo hasta hoy aprendido.

El gran aporte que hace Miguel Ruiz a mi vida a través de su letra es mostrar que el hombre es un ser irreductiblemente condicionado por su entorno, sin embargo, ello no implica ser irreductiblemente condenado a él. Fuimos niños y la vida era un juego, un perenne tiempo de risa, diversión, paz, felicidad. Pero crecimos y los adultos nos dijeron que debíamos ser de esa y no de la otra forma. Nos dijeron que hay preguntas malas, que hay pensamientos malos, que nos bautizaron porque sus padres a ellos los habían bautizados y que aquellos en los que el agua no escurrió en su crisma y murieron,  su alma esta hasta el fin de los tiempos en un eterno ir y venir sin paz. Nos dijeron que alguien siempre nos vigila, que sabe todo lo que hacemos, que no hay lugar terrenal donde escondernos de su vigía mirada.
Y esos cuentos fueron lo que nos cortaron los sueños, los que no dejaron que los hombres se cuestionaran sobre si lo que veía era real o sólo la ilusión de un oasis en la historia de la humanidad. Sin embargo, no hay culpables, no hay victimarios, sólo víctimas.
Mas con todo ello que cargamos acuestas, históricamente hoy tenemos realmente la oportunidad de alcanzar el punto de no retorno más a las mentiras, a los cuentistas, a las voces ajenas del conocimiento, a nuestra voz del conocimiento. Hoy sabemos por miles de años de experiencia que el camino que hasta hoy hemos seguido es como las grandes y hermosas olas de mar que al aproximarse a la playa crecen de forma majestuosa pero al poco tiempo no soporta su propio peso y rompen, convirtiendo los bello en algo efímero.
Hoy podemos alcanzar la verdad; la verdad de al nacer que no sabemos lo que somos, pero el cuerpo sí que lo sabe y sabe qué hacer.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Aún

He pasado mucho tiempo contemplándote, mirándote, pensándote, recordándote, buscándote, extrañándote, hurgándote…

Pero he pasado poco tiempo diciéndote aún te quiero.

domingo, 10 de octubre de 2010

Debe ser así.

Un buen día Abel Posse me dijo; los hombres en el fondo de su alma están más bien convocados por el pecado y el crimen. No me excluyo. Por eso nuestro dios, nuestro Cristo, no es un dios de la realidad. Es una eterna imposibilidad, una aporía, una renovada frustración.

A cada segundo descubro que es a la connivencia de la curiosidad y el precepto de unicidad de la vida que complicamos nuestro existir. No sé si sea más cobarde desear y no hacerlo, que hacerlo y desear no haberlo hecho. No sé si soy un cobarde o un valiente.

Quizá deba ser así para en verdad encontrarse uno mismo, para redimirse, para convencerse que las promesas que hacemos y nos hacen no son más que la quimera del amor.

Quizá deba ser así para saber que en verdad que no venimos traídos por nuestro dios, sino más bien huyendo de nuestros propios demonios.

Quizá deba ser así para ver en la madrugada de la noche el morir y renacer de nuestra alma. Para seguir viviendo con la esperanza de una nueva alborada. Para no caer en la desesperanza.

Quizá deba ser así para seguir rezando porque la divinidad interseque mi camino con el de ella.

Ahora sé debe ser así, para hacerlo y tal vez, quizá un día muy lejano desear no haberlo hecho.

jueves, 25 de febrero de 2010

Un matemático católico prolijo


AUGUSTIN LOUIS CAUCHY

El año en que Cauchy nace, su natal Francia vivía una efervescencia política, social, económica y moral sin precedentes; la Revolución Francesa.
Cierto es que Cauchy es un matemático teórico sin precedentes, publicando poco más 780 trabajos, número apenas superado por Leonard Euler y Arthur Cayley.  Cauchy tuvo que ser un hombre con gran temple para sortear todas las vicisitudes propias de su tiempo. Quizá de ahí su devoción a la fe católica al punto tal de poner la moral católica por encima de todo avance científico y técnico.

Augustin Louis Cauchy nace el 21 de agosto de 1789 en París, Francia. Es el hijo primogénito de un abogado católico y realista. Durante su niñez es criado en Arcueil, Francia, hasta el fin de la Revolución Francesa. A los dieciséis años ingresa a la prestigiosa Escuela Politécnica de París, de la que egresa tres años después como ingeniero civil. A los veintiséis años adquiere prestigio por la demostración de la conjetura de Fermat, superando así a los propios  Euler  y Gauss.
Fue profesor de análisis y mecánica en la Escuela Politécnica de Paris; de matemáticas en la Academia  de Ciencias de Paris; de física teórica en la Universidad de Turín; de matemáticas en el Colegio de Francia; y tutor del nieto de Carlos X.

Cauchy pesar a sus grandes dotes académicos, nunca logro buenas relaciones con sus compañeros debido a su fanatismo religioso que le llevo a colocarse de parte de los jesuitas y en contra de la ciencia.  Augustin Louis Cauchy fallece el 23 de mayo de 1857 en Paris, Francia.

Un abogado y el índice de refracción


WILLEBRORD SNELL VAN ROIDEN


Es un hecho conocido por todos nosotros que una cuchara dentro de un vaso de vidrio con agua, observada desde un costado del vaso figura estar deformada. El hecho, se debe a la variación de la velocidad de la luz en los tres medios; aire, agua, vidrio.
Hoy día explicamos este y muchos fenómenos similares aludiendo a las leyes de la refracción o leyes de Snell. Pero, ¿qué es la refracción, cuáles son las leyes de Snell y quién fue Snell?

La luz viaja con velocidades distintas en materiales distintos. En el vacío su velocidad es de 300,00 kilómetros por segundo, en el aire es ligeramente menor, y en el agua es de alrededor del 75% que en el vacío. En el diamante, la luz viaja cercana al 40% de su velocidad en el vacío. La luz se desvía al pasar de forma oblicua de un medio a otro; esto es la refracción.

Willebrord Snell van Roiden nació en Leiden, Países Bajos en 1580. Aunque su vida es corta puesto que fallece a la edad de 46 años, es cuantiosa en cuanto a sus aportes a la ciencia se refiere. Snell estudia Derecho en la Universidad de Leiden  y en 1607 obtiene su licencia. Sin embargo,  su predilección fueron las matemáticas, misma que enseñaba en Leiden aún cuando era estudiante de Derecho.
En 1621, Snell descubre la ley fundamental de la refracción. Sin embargo el no la pública y es hasta el año de 1703 que Christiaan Huygens la da a conocer en sus Dioprica como Leyes de Snell.
Las leyes de Snell nos dicen: a) el rayo incidente, la normal y el rayo refractado se encuentran en el mismo plano. b) para cada par de sustancias transparentes, la relación entre el seno del ángulo de incidencia y el seno del ángulo de refracción, tiene un valor constante que recibe el nombre de índice de refracción.

Willebrord Snell van Roiden fallece el 30 de octubre en 1626 en su natal Leiden, Países Bajos.