«Oviedo , quien escribe catorce horas al día, será el conquistador de los conquistadores, el depósito de la verdad. El corral de hechos y personas. Hará con la pluma mucho más de lo que efectivamente hicimos nosotros con la espada. Curioso destino. Pero Jehová mismo no sería Jehová si los judíos no lo hubiesen encerrado en un libro. Para bien o para mal, la única realidad que queda es la de la historia escrita. El mismo Rey termina por creer lo que dice el historiador en vez de lo que cuenta quien conquistó el mundo a punta de espada.
Todo termina en un libro o en un olvido.»
Abel Posse .El largo atardecer del caminante, 1992.
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