HERMMAN VON HELMHOLTZ
El siglo XIX estuvo regido por el concepto de cambio mecánico, y Helmholtz fue una de las grandes mentes que incubó, desarrolló, fomentó y divulgó ésta idea en varios campos de la ciencia, razón por la cual en su tiempo se le llegará a conocer como el Reichskanzler de la Ciencia (Canciller Imperial de la Ciencia), que gobernaba a imagen de Otton von Bismark, en su propia república de sabios.
Helmholtz nació en 1821 en Potsdam. Hijo primogénito, su padre era profesor de Instituto y su madre hija de un militar prusiano. Educado con una fuerte visión humanista en sus primeros años de vida, aprendió latín, griego, hebreo, árabe, francés, italiano y un poco de inglés. En 1842 obtuvo el título de Doctor en Anatomía de la Pepinière.
Helmholtz leyó a Immanuel Kant y asumió de esté la idea básica que para hacer ciencia y encontrar leyes físicas se debe considerar una suposición esencial: a las transformaciones naturales debe subsistir invariables fundamentales. Es decir, tiene que haber cosas, sean las que sean, que permanecen constantes y se conservan, y que, por lo tanto, la razón puede reconocer y sólo considerando éstas condiciones es posible la percepción científica. Y es bajo esta premisa kantiana que en 1847, resultado de sus trabajos en fisiología logra enunciar el principio de la conservación de la energía.
A pesar de sus numerosos trabajos como Fuerzas Electromotrices de Elementos Electroquímicos y Corrientes Galvánicas Resultantes de Diferencias de Concentración, Helmholtz alcanzó sus mayores éxitos a medida que supo plantearle a Heinrich Hertz, las preguntas adecuadas. Resultado de ello, a finales de 1887 Hertz produce ondas electromagnéticas aplicando la teoría del campo electromagnético reelaborada por Helmholtz, que tiene su origen en Maxwell.
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